lunes, marzo 09, 2009

Clandestino

Y en los viejos cristales de la noche se reflejaba tu sonrisa sin letras y tus manos llenas de palabras. El silencio cobró vida en la memoria de todos los andenes, en las huellas de agua que dejamos enmarcadas con 41 centímetros y 36 pulgadas de silencio. Mis sueños se quedaron esparcidos en las calles del centro, en la mitad de un parque tratando de tocar la lluvia que subía desde el suelo, en el semáforo rojo de la noche. Mis sueños se difuminaron todos en los charcos de las calles, en tus manos, tal vez.

Foto: Alejandro Daza
Anna Bahena.