Sus miradas se encontraron entre las ramas de la mata de manzanas. Al poco tiempo, sus cantos eran una sola sinfonía, salían juntos. Muchos en el parque vecino sabían de aquella unión. Comían del mismo pan dietético y bebían de la misma fuente aunque fuera agua sucia. Hubo algunos besos, caricias y eternidades. Luego aventuras, caídas, desencuentros que tenían lugar en el cielo y sus inmensidades y que nunca se imaginaron en sus mentes. Nada infinito, pero se hablo de Amor.
Cuando llegó la primavera no fueron los mismos que se conocieron. Hoy, cuando ella canta desesperada en busca de su gorrión, no hay ave valiente que de la noticia de que el ya no canta, no come pan y no visita la fuente, todo porque una bala se escapó del cañón de un cazador y ahora su amante vuela a otro lugar no con alas de gorrión… sino de Angel.
Jhon Urrea.
Anna.
1 comentarios:
Me encanta, es preciosa esta historia. Puede ser que tenga ya el día sensible y por eso me llame más, pero es increible que algo tan breve, exprese algo tan grande..
besos
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