domingo, marzo 25, 2007

La Evidencia De un Eterno Secreto en Si Bemol


Acabo de leer tu carta. Me siento un poco extraña al enfrentarme a tus letras y más aun cuando hace tanto tiempo no recibía al menos una palabra tuya. En realidad no quisiera que pensaras que mi notable cambio de actitud es negativo, mucho menos cuando lo vemos de forma organizada y logramos entender que esos cambios son por alguna que otra razón, algo que en nuestra línea de palabras dio origen a nuestra segura lejanía.


Admito que el instante en que describes la tarde en que estuviste pintando seguro se quedara guardado por un tiempo en mi memoria, tal vez porque te imaginé en medio del atardecer hablando con tus pinceles y tu delantal. Tal vez por un largo momento Soñando realidades.


Escucha, yo sé que no es tiempo de buscar culpables, igual lo que pasa, pasa y ya. Sin importar el futuro, ese al que tal vez fuiste, fui o fuimos cobardes. Lo que importa realmente, es que todos esos momentos quedaron como tatuajes imborrables en el tiempo sin pertenecer al ahora.
¿Te quise? Si mucho, pensé muchas veces en vos y creo que lo demostré sintiéndome el agente activo de lo que sucedía, sin pedirte nada a cambio, traté de todas las formas posibles hacerte entender que me importabas, que quería siempre estar con vos, en tus pasados, en tus miedos, en tu misterio, en vos no importaba nada, solo vos, no me afectaba el cómo ni lo que pudiera pasar después de todo, pero como todo lastimosamente no son cuentos efímeros entendí por tus reacciones o comportamientos que todo mi esfuerzo a diferencia del tuyo si era en vano. Entonces decidí darle paso a tu vida en mí como un recuerdo que me llenaba los días y te regalé una libertad en mi memoria, no en el país del olvido, sino en el país donde se encuentran los recuerdos hermosos que recogemos en la vida, esos recuerdos del pasado que alguna vez me llevaron hasta donde se hallaban tus palabras y hasta esa persona que alguna vez conocí. Acepto que hubo un tiempo donde creí odiarte y odiarme a la vez, me daba rabia pensar que me habías tomado como un juego predilecto para besar, una burla que la que yo no tenía forma de escapar. Luego entendí que tal vez fui yo con mis llamadas constantes y mi intensidad diaria quien había sido culpable de tus actuaciones. La suerte es que todo cambia al transcurrir el tiempo, ahora me queda la sensación de tus labios y tu locura la llevo en mis días. ¿Te quiero? tal vez aun, pero te quiero como un secreto mío y no de los demás. Espero no hacerte daño con esta realidad y que ahora no seas vos el que cambie la forma de pensar.


Anna.

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