Viceversa
El día se me cayó de las manos y pedazos de horas han quedado esparcidos por el suelo. No, no hay tiempo ya. Solo un vago resto de materia sobre el piso, mis pasos que parecen caminar fuera de mí y en el aire los abrazos dispersos que respiro. Mi sombra hoy tenia la forma de un ojo, me observaba, se inventaba una sola vida lejos de mí. El vicio constante de la soledad nos puso en evidencia hoy que las palabras cobraban vida para hablarnos. Me dio la espalda. Si, mi sombra, tú. Te fuiste en esta tarde vacía de domingo, te llevaste mis letras, mis espacios, mis vicios. Te llevaste mis semillas de sueños que pensaba sembrar mañana en el jardín del alba. Huiste con mis amaneceres, con mis miedos, mis pasiones y me dejaste sola en esta cumbre del oscuro abismo de mis lágrimas. Y ahora, aquí estoy trazando con mi cuerpo estas palabras, preguntándome si llegarás esta noche, o tal vez mañana en la mañana. Preguntándome si tienes frío, si me extrañas. Afuera la ciudad es peligrosa y sufro por ti. Tengo un miedo extraño porque no te llevaste lo que siento. Adentro, muy profundo, siento tu ausencia traspasando estas paredes de silencio que me ahogan, esta ausencia que dilata los sentidos de la noche. Si sombra tú, si estuvieras acá, al lado de mi cuerpo, seguramente me ayudarías a coger pedacitos de estas horas esparcidas por el suelo, y así, entre tu presencia y mi presencia recordaríamos juntas esta única verdad que nos atañe: que mi cuerpo es tu sombra y viceversa.
Anna.
1 comentarios:
Historia de un desamor?
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio