domingo, agosto 24, 2008

La Insoportable Levedad del Te



Lo recuerdo instante por instante…

Tu voz perceptible en la distancia de un grito, el cielo tan oculto de tus ojos y los mios, abismo intransigente de horas desveladas. Mis pasos guardados en el rincón de la alacena para no tocarte, un mórbido latido del silencio escapando de las manos.

No quedaba nada…

Anna.

9 comentarios:

Blogger Arcángel Mirón ha dicho...

Cuando no queda nada es el momento ideal para empezar de nuevo.

Te abrazo.

11:50 a. m.  
Blogger Caminante ha dicho...

A veces intentamos capturar el agua con nuestras manos y vemos en vano que se filtra entre los dedos. A veces es mejor dejar que las cosas fluyan por sí mismas y empezar de nuevo.

12:28 p. m.  
Blogger Maria Coca ha dicho...

Quedan tus palabras clavadas en el aire como puñales. Me encanta tu forma de taladrar con las letras. Tienes mucha sensibilidad.

Besoss

1:50 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Buen remate, Anna.

Saludos.

PD. Gracias por tu visita y comentario.

1:09 a. m.  
Blogger Froiliuba ha dicho...

Impresionante, en tan pocas líneas tanto sentimiento, creo que ha sido un buen descubrimiento tu blog.

¿Las fotos sont tuyas? son muy buenas pero como no pone autor...

Nos volveremos a ver. Bss, desde Madrid.

6:16 a. m.  
Blogger Jorge Arce ha dicho...

No quedaba nada o quedaba todo o no quedaba nadie... pero siempre las palabras. Un abrazo

1:12 p. m.  
Blogger vabene ha dicho...

bueno, vale

2:29 p. m.  
Blogger La signora ha dicho...

Conciso y bello.

9:50 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

"...Lo recuerdo instante por instante. Todo ocurrió hace nada. ¿Hoy o ayer?, no importa. De todas maneras, fugaz o largo, ya pasó. El último momento acaba de pasar, o mejor dicho, está transcurriendo ahora mientras recuerdo lo que fue.La primera y última vez. Lo que vos y yo supimos desde siempre.

¿Fue ayer, hoy o hace años?

Abolimos el tiempo. Y las preguntas que empezaban a caer siguen cayendo todavía: ¿desde cuándo comenzamos a pensar que algo único estaba sucediendo?, ¿desde cuándo fuimos sabiendo el número y el nombre de las cosas? Los relojes se detenían señalando caminos abiertos, cada vez más.

¿Fue una tarde, fue un día, fue un año?


No lo sé, pero de pronto llovió. Vi entonces tus ojos, los veo todavía. Ya no había ventanas ni paredes ni suelo, ni siquiera estábamos nosotros allí como límite.

No quedaba nada..."

LR

2:32 p. m.  

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