miércoles, octubre 02, 2019

Reloj de Arena



                                         A Ana.

Algo entorpece el sonido del silencio.
El sueño se distrae con la música
que canta el reloj de pared
que mi madre compró
para desvelar el flujo de sus años.
Todas las noches el reloj
Entona una misma canción
tic tac, tic tac...
haciendo del sonido
un grito detenido.
Debo encontrar la forma
de hacer que mi madre
comprenda que los relojes
de pared, siempre entonarán
un grito a la espera que alguien
los encuentre y los detenga.
Que la cuerda que les damos
nos ata a las horas
que nos quedan de estar vivos,
y que el tiempo es como un pájaro
varado en una jaula
donde que su canto no es más
que el deseo de ser libre.
Ahora comprendo por qué
nunca me gustaron los relojes
que empolvados cuelgan
en las paredes de casa.
Tal vez, porque en el fondo,
yo quisiera imaginar que los años
de mi madre hoy se encuentran detenidos
y que a diferencia de su tiempo,
mi tiempo, es un pequeño sueño interrumpido
contenido en las paredes
de un reloj de arena,
donde el tiempo se hace mudo,
donde el tiempo no envejece,
donde la vida y los sueños
se condensan dando un salto
hacia el vacío,
allí donde la vida se revierte.

Anna Bahena.
                                                                                                         

                                                                                 

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