sábado, julio 28, 2007

¿ ...Entonces Que es La Muerte?


...Y la Aurora boreal se enamoró del Sol de media noche, pero su amor era un amor imposible ya que estaban tan lejos uno del otro que se enviaban cartas a través del viento. Hasta que un día el viento se volvió tornado y la Aurora y el Sol de media noche giraron en el cielo tanto, tanto que hubo un encuentro más allá de los colores. Pero había un problema irremediable: los mortales no conocían los colores, para ellos todo, absolutamente todo era blanco y negro. Y el cielo era solo una pantalla donde puntitos blancos salían en la noche y se alejaban en el día. Blanco el día, Negra la noche. Para la Aurora y el Sol de media noche eso no restaba importancia pues era el olor de la belleza el éxtasis del giro, el giro inesperado de un tornado del tiempo. En cada movimiento rítmico de un giro el sudor se apoderaba de ellos, un amor consumado, un encuentro añorado, el vaivén esperado.

Y así la Aurora y el Sol de media noche se amaron en silencio hasta que fueron enviados a la tierra. y desde entonces cada uno en un solsticio diferente yace en una única espera, hasta que se encuentren en la vespertina línea donde el tornado los dejó para siempre abandonados.

Ya han pasado muchos años y hoy el viento me ha contado que le vio salir en el verano mientras yo sigo en el semáforo invernal, sentada en una esquina silenciosa con mi vestido Verde.
Anna.

lunes, julio 16, 2007

Retorno con la Simple Descrpcion de Un dia Como Hoy


Me pregunto que tiene esta noche que hechiza mis ojos y velozmente deslumbra la mirada. La luz multicolor del ocaso llena el eterno resplandor de las horas en que me encuentro sola. Preguntandome justo en este instante que arcaico misterio callan las estrellas, que antiguo secreto guardara la luna en ese silencio en que se habita. Cuantas islas desconocidas pueden ser captadas desde un vuelo fugaz para llenar el alma del todo indescifrable que nos regala la vida. Vida acá estoy en ti, interpretando horizontes encantados por tus vespertinos juegos, viendo como pasan los pequeños unicornios bañados en el azul elixir de un tiempo inexistente, dorando mis cabellos en el rojo de la tarde que hoy me diste. Inexplicable es el cambio del tiempo, porque aunque mis brazos tocaron los cabellos del Sol a un segundo y nueve Lunas en mi alma me encontré danzando bajo la fría lluvia. Fui feliz como hace mucho tiempo, ver la lluvia cubrir el cuerpo mojando todo el crepúsculo lunático de mis tinieblas, colmándome de la inspiración de una tarde gris en la ciudad fantasma, danzando por caminos que hacen saltar sonrisas en la arena, como si la tarde me hiciera cosquillas en la espalda, así era mi risa, dulce, inofensiva, tenue como la mirada del Sol cuando encuentra la Luna en la madrugada de un viernes y la invita a comer ensalada de nubes en el jardín de las estrellas. Así era mi noche, despejada de todo lo inservible mientras mi sombra lloraba en el deseo de un sueño que llega y viene, se va y vuelve día y noche con rumbos incomprensibles. Así era mi día, cuando mi sonrisa lloraba y mi llanto reía.


Anna.