martes, febrero 19, 2008

Cercanía...


El mar está muy cerca. Puedo sentirlo con las olas que rompen en el muelle de mis ojos.
Anna.

lunes, febrero 18, 2008

Instrucciones Para Capturar la Lluvia a Través de La Ventana


Piensa en esto: cuando te regalan un pequeño lienzo blanco con tu nombre pintado, te regalan una parte de ti mismo. No te dan solamente un lienzo blanco, te regalan la figura de tu Alma inmersa en el color que toman los ocasos en una tarde invierno.
En primer lugar, sujete con sus manos el lienzo grabado con su nombre. Tome las puntas de su rectangular figura con los pulgares e índices de sus de sus delgadas manos. Inhale fuertemene el aire que inunda la mirada. Captúrelo. Permita que sus pasos de viento transpasen los caminos de su cuerpo. Sienta el eco de su voz retumbar las paredes de su Alma, mientras acelera el ritmo de su respiración. Detenga un punto en la mirada discontinua. Cuente hasta tres. Ahora la onda de su aliento se adentra en las pequeñas criptas de su lienzo. Acerquece a la ventana, de un paso cada dos segundos, habra la puerta y olvídese del retorno.Deje los ojos bien abiertos para que la niebla se adentre en el color oscuro de su rostro. Cada acto de libertad es una nueva esperanza. Dirija sus manos hacia el cielo. De un paseo por las nubes. La lluvia quedará impregnada en las pequeñas fibras de su lienzo, haciendo que comprendas ese pequeño misterio que ha dejado la vida, en la minúscula fracción de su memoria.

Anna.

domingo, febrero 10, 2008

Y este Fue uno De sus Días...


"...Las dunas, el mar, las gaviotas. Un cuerpo desnudo dejándose por las alas, loco de desposeción. Aun entonces te buscaba. Miríadas de ojos barridos por el viento que los hinca en las arenas y en las cabezas de los peces. Morir era lo de menos. Hubiera querido estar preparada para tu venida, tener el tiempo de disfrazarme de lo que mas amabas: un pequeño trovador de ojos verdes qui joue le luth.

Aunque te esperaba no te esperé. Era como si me esperara a mí. Pero yo no llegué. Ni tú tampoco.

En el medio de la noche, camino hacia el frío, el viento, lo desconocido. La playa solo ruge, deshaciéndome. A veces, desnuda, montaba un caballo negro y avanzaba por las orillas. Entre mis piernas sentía el roce de seda animal. Y era como entrar de tu mano en una casa de rosas.

Yo no digo que vengas, que estés ya aquí, que has venido. Pero me niego a negar la espera de tu venida. Déjame esperarte. He nacido para esto. Déjame delirarme sin ti, asistir a la deformación de mis huesos que solo aman una sombra. He caído en la trampa de esta espera y sin duda soy feliz.

Que has venido. Que tu presencia estremece el calido color de las hojas muertas. Milagros de la que espera y ve y siente. Y yo te seguiría bajo cualquier forma, como polvo o humo o viento. Entraría por tu respiración, por tu sonrisa, por tus tristes deseos de evadirte hacia donde no haya lenguaje sino solo ojos devorándose, ojos amándose en el peligro de una desnudez absoluta.

La que miraba el mar en noches viejas. Recuerdos de infancia: muros, detonaciones, gritos. El aire es un campo de concentración para una niña minúscula que baila sobre el filo de un cuchillo. Las risas ajenas son un obstáculo. Lo veranos también. Queda como solución rodar por las escaleras de mármol hasta que el dolor de los huesos obligue a reconocer la realidad de los fenómenos físicos.

Y tú me viste llegar, mendiga hedionda enamorada de su sombrero con flores y plumas. Había un color lila que humeaba y yo estaba de verde dentro de mis harapos. Dancé para que te rieras. Me pinté las uñas de azul. Toque la guitarra y cante canciones que hablan de pequeños instantes en los que el dolor se aduerme y hay solo deseos de amar..."

31 de mayo de 1962

Alejandra Pizarnik.
Anna.

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jueves, febrero 07, 2008

Estaciones...



La interminable levedad de la noche no vasta para entregarme al sueño de la sublime madrugada. Despierto de un momento a otro con la sensación de haber estado tomada de tu mano por el carrusel de tu mirada. Tengo un mar de alma que sumerge las corneas en el vaivén de las olas, lagrimas de una alegría que se extiende en los puntos cardinales de la existencia. Sonrisas en el mirador de las rodillas que aniquilan con ráfagas del cielo la nostalgia. Y pienso en ti. En la mirada perdida se refleja el eco que se asoma a la ventana en un día como hoy. Respiro a grandes pasos, tomo las llaves del Alma. Salgo a la tienda de la noche y con un disfraz de oriente pinto mis labios de rojo. La puerta de la tienda de ilusiones aun esta abierta para los soñadores. Respiro profundo mientras acerco mis huellas a la vitrina de colores. Hay peces en el cielo, bailarinas que giran al compás de las estrellas y un corazón que cuelga como una luna encantada. Los pasos que he dejado en la avenida de los días me dirigen a un rincón azul, donde todo, es calmo como el cielo que vio nacer un sueño tiempo antaño. Saco de mi bolsillo la lista de lo eterno y consigo comprar un árbol de otoño, un rayo de Sol, una flor de primavera y una gota de invierno. Los tomo cuidadosamente como porcelanas de estrellas y las coloco en el cofre de la Luna y salgo a caminar por los parques cercanos del tu cielo. Necesito comprar nueve globos de colores que iluminen tu llegada a casa, nueve globos que contengan nuestros colores antes de que despiertes. Y tengo miedo, tengo miedo que la tienda del sol se encuentre cerrada esta hora de la noche, pero es hermoso cuando el tiempo conspira para entregarnos sus más preciados secretos. En la esquina de la vida hay un niño con hilos de sueños y de los hilos cuelgan globos de estrellas fugaces. Los tomo, todos son míos y regreso a casa con la sonrisa despierta y los ojos como puertas abiertas. Orbito por los rincones de tu estancia silenciosamente, me detengo a observarte mientras duermes, y desde la ventana escojo la melodía mas dulce que puedo tocar con los dedos de mi Alma, serenata de un amor encantado que crece con el paso de los días y la intensidad cobra la fuerza de un océano sin pausa. Sueña, digo, sueña, repito, y las notas salpican como lluvia tus parpados caídos. Ahora me doy cuenta que la vida ha cobrado sentido en cinco letras. Susurro los instantes de la noche acompañando el palpitar de tu memoria, te beso y te respiro, te siento y te descifro para que abras los ojos y veas que en el cofre de la luna te regalo las estaciones de mi vida…
Anna.