Es la historia de una amazona que vivía en un lago cercado por altas
montañas verdes: verdes como el viento, verdes como la libertad. Su nombre,
Calixto, quien tenía ojos negros y la piel inundada de historia. A ella, le gustaba asomarse a la noche, coleccionaba estrellas fugaces - rayos
llegados del cielo- y con ellos escribía largas historias de cristal. Cuentan
que una noche, Calixto, salió descalza a tomar estrellas para su historia, pero
no se percató que aquella noche las estrellas eran punzantes, eran estrellas de
vidrio, eran estrellas cortantes y Calixto tomó una estrella en sus manos, pero
el lúcido brillo de esta estrella era
tan inmenso, que Calixto lloró – En silencio- con este vidrio apretándolo en
brazos y sangró su corazón hasta llegar al rio. Ahora, el rio rojo, la estrella roja, Calixto en
alma y sangre bañando la tierra que le fue negada.
Anna Bahena.
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