domingo, abril 29, 2007

Cuestiones Indescifrables


¿Qué pasaría si un fantasma se convierte en la materia del fugitivo tiempo?

¿Cual sería la posibilidad de ser dos espectros en horas invernales?

¿Por qué razón estamos y no estamos cuando nos sentimos sencillamente solos?

¿Cuanto hace que las horas se perdieron en la complejidad de una noche sin retorno?

¿Hasta donde la conversación entablada se convierte en un algo impersonal?

¿Será posible definir alguna vez el significado de la palabra ausencia de vos?

¿Cómo entender un poema escrito en besos y no en versos?

¿Quién sos y quién soy?

¿Quienes éramos antes de ser rostros sin nosotros?

Anna.

martes, abril 24, 2007

Horas de Ausencia


“…Sólo hay que perdonar a los que no conocen el tiempo, a los que sin saber que son libres buscan la libertad. Tal vez algún día deberían amotinarse todos mis deseos en algún lugar de esta casa y dejarme en paz de una vez.
Tú eres el objeto de mis lecciones preliminares.
Yo sólo anoto lo que es digno de discusión entre tú y el mundo.
Todos los que adivinan algo en tu mirada terminan perdiendo el reloj.
La decadencia empieza en primavera siempre. Y la resaca dura hasta invierno.
Te miro, y en tus palabras noto el humo intacto de tu inocencia.
Para algunos el olvido es ponerse el sombrero y largarse silbando; para otros es simplemente arrancarse la memoria para poder caminar y que todo nos sorprenda como la primera vez... sólo hay una primera vez, todas las veces deben ser la primera...
Si de repente en la noche resucitara la luz, ¿dónde nos esconderíamos?
Si quieres conocer el vértigo, quédate en el suelo y mira a los ojos de alguien que esté perdido.
Derretiría el silencio para ver lo que hay debajo de él.
No me gusta prometerte las cosas que puedo darte.
A veces pienso que tenemos que ser el tiempo, que el universo existe sólo para que yo te lo enseñe, para que tú me lo enseñes con los ojos cerrados.
El principio de todas las cosas está al final del día, cuando nada tiene sentido, cuando el cuerpo cambia de color y el tacto de tus manos comienza a divertirme...
Y empiezas a beber vino por si acaso te castigan las horas después de mi ausencia.
Ya es tarde, las trompetas callan por primera vez en lo que va de año, cualquier discurso ahora se quedará solo, sin nadie que lo escuche... el silencio ha blindado el paraíso.
Apuramos cada segundo de oscuridad como esperando nacer de nuevo.
El mundo es más verde si tienes miedo.
No aprendí a decapitar la nada sólo para verte.
Mejor no dejes el silencio abierto vaya a ser que alguien se cuele en él…”


Alguien que quiere vivir sin reloj


Anna.



domingo, abril 22, 2007

Partida de un Ajedrez en Blanco y Negro


Un silencio, dos silencios, tres silencios, una silla, dos sillas, un hombre, una mujer, una apuesta, jueves en Do menor, que cosa tan seria, imagino la noche, la lluvia, el olor de la avenida blanda, de los árboles, del opio y las letras, la apuesta por la ciudad fantasma, dos colores, dos lagrimas secas, dos agujas de silencios para cada jugador, un paso, dos pasos, tres pasos, verano e invierno en un mismo atardecer, la noche y la niebla en el amanecer, ambiguo, confuso, impreciso que cosa tan seria, pensar, conversar, admitir, escuchar, los movimientos de la fichas de un ajedrez en blanco y negro, negro blanco, como los amantes opuestos de la noche, como un todo que espera la nada, o la nada del todo, que cosa tan seria es ser amante de un circulo encontrado.


Anna.

16...

Lo único que hice fue vendar mis labios con palabras para hacer de sus besos poesía.

Anna.

domingo, abril 15, 2007

Sin embargo Estamos Juntos ...



Amigo mío, no soy el que parezco. Lo que te parezco es apenas un traje que uso. Un traje cuidadosamente tejido, que me protege de tus preguntas y que te protege de mi desinterés.

Amigo mío, el “yo” que hay en mí, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre, inadvertido, inalcanzable. No quisiera que creyeras en lo que digo, ni que creyeras en lo que hago, pues mis palabras no son sino tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis actos no son sino tus esperanzas convertidas en hechos.

Cuando dices “el viento sopla del este” yo te respondo “sí, siempre sopla del este”, pues no quiero que sepas entonces que mi mente no mora en el viento sino en el mar.

Tu no puedes entender mis pensamientos que son hijos del mar, ni me interesa que los comprendas, prefiero seguir de solitario en el mar.

Amigo mío, cuando para ti es de día, para mí es de noche, sin embargo yo no dejo de hablarte de la luz del día que baña las cumbres, y de la sombra purpúrea que se abre pasos por los valles, porque tu no puedes oír las canciones de mi oscuridad, ni puedes ver las alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa que oigas ni que veas. Prefiero estar siempre solo en la noche.

Cuando tu subes a tu cielo, yo bajo a mi infierno, y entonces me llamas a través del abismo infranqueable: “¡compañero, camarada!” y yo te respondo: “¡compañero, camarada!”, porque no quiero que veas mi infierno. Las llamas quemarían tu vista y el humo te asfixiaría. Yo amo mi infierno sin reservas, y prefiero callar siempre en mi infierno.

Tu amas la Verdad, la Belleza y lo Recto y yo para complacerte finjo estar de acuerdo contigo y te digo que esta bien que ames esas cosas. Pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por todas esas cosas. Sin embargo te oculto mi risa, porque prefiero reír a solas.

Amigo mío, tu eres bueno, prudente y sabio, es mas, eres perfecto, y yo a mi turno, hablo contigo con sensatez, con cautelas pero soy loco. Solo que con una mascara oculto mi locura. Prefiero ser loco a solas.

Amigo mío, tu no eres mi amigo. Pero ¿como hago para que lo comprendas? , mi camino no es tu camino y sin embargo caminamos juntos asidos de las manos.

Khalil Gibran

Anna.

martes, abril 10, 2007

El día En que Apagaron la Luz

Y entonces, al llegar la madrugada el artesano de palabras se canso de escribir sus sueños a la orilla del mar. Sus variaciones del silencio quedaron suspendidas en las profundas olas de un mar sin retorno y sin final. Nadie en la playa de cristal entendía por que el artesano de palabras se había cansado de soñar y mucho menos de desfragmentar sus horas imprecisas con el pincel del tiempo. Solo la gente, que había madrugado en la mañana mas fría de abril para leer la historia de ese día, pudo ver que aquel hombre cuyo arte era pintar las olas en forma de palabras, entregado en un eterno silencio, tomo en sus manos un puñado de humo y viento y en sus valijas rotas el artesano mezclo aquellos movimientos con un poco de sal, con la cual horas mas tarde construyó una luna en soledad y que con la ayuda del viento en cuestión de dos pasos tejió las alas de su libertad. Todos los espectadores de ese momento parecían parte de un cuadro pintado por los colores impactantes de la palabra muda y sorda, porque sabían que si la luz del arte se apagaba los barcos no tendrían donde anclar, no tendrían un faro que guiara los pasos a la realidad.

Recuerdo que estaba en mi ventana contemplando la noche, cuando un murmullo de viento rompió el silencio de la fría costa, fui la triste espectadora de la huida del hombre de cabellos rubios, del artesano de palabras, del soñador que desfragmentaba las horas, del artífice del día mas triste de abril.

Recuerdo además que una hoja de rasgos amarillos anclo aquella noche en mi ventana. Esa hoja contenía una pequeña fracción de infinito que el artesano de palabras escribió uno de esos días sin dejar huellas a la orilla del mar:


“Haber podido descifrar la trama, estremecer sentimientos, expandir momentos, atiborrar palabras y pensamientos, no es más que haber surcado un aire sin visos siquiera del trastocado inventario del tiempo.

Todo este espacio es eterno, como aquella antigua canción que me regalaste, como aquél remoto fragmento de poesía inacabada que te regalé, como la forma de tus labios al enunciar la palabra final.

Todo este tiempo es una cadena de ritmos, una puñalada retirada del ser, una leve fantasía

Y el territorio entre este rastro y el último (el último rincón vislumbrado) es el territorio de la huella. Territorio atrapado entre tu carne y la mía, fundado con silencios y gritos secretos entre los eslabones y sobre los muros de la única poesía posible. Que fluye, que descubre nuestros confines, que desparrama nuestras páginas en blanco.

Y es entonces (y sólo entonces) que entre tu mirada y la mía queda detenida una pequeña fracción de infinito.”


Ahora, en silencio, desde aquel día, en cada noche, en cada tempestad, miro hacia el muelle donde el hombre de la expresión blanca dejo esculpidas sus ultimas palabras. El día que apagaron la luz en el pequeño universo de la botella al mar.


Lr... ahora solo se leen silencios...

Anna Bahena.