sábado, junio 15, 2013

Postal


Como una gota de agua
que se desliza en silencio cuando hablas
y me dices adiós y tu voz no se queda.


Llorar a mares,
perderse en los signos de las palabras abandonadas,
en las estrategias del olvido,
en las heridas de las puertas de los parques.
Salir de la calle a puerta cerrada,
quedarse mirando las esquinas del olvido.
Cambiar de la rutina a otra menos rutinaria:
caminar gritando,
transitar cantando,
viajar llorando.
Romper a gritos como un niño
que nace del espejo,
despedirse piel adentro
como una consecuencia del alivio.
Adentrarse en las venas de la noche,
emerger de la tristeza
gritar la soledad,
gritar no sé donde, no sé cómo,
pero gritarla a tiempo.
Abandonarla en las calles,
en los muros, en el suelo
y escribir el llanto
escribirlo cantando, silbando, alucinando,
en las líneas amarillas de las avenidas
como una canción urgente de despedida.
Perderse, decir adiós, un hasta siempre,
para escribir así que el amor se me perdió
en  los ojos: que llorar es al mar,
como llorar, amar es. 

Anna Bahena.

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