domingo, agosto 31, 2008

Una Palabra Como Casa


"Señor dame una palabra que tenga la forma de un barco
un barco de velas inextinguibles
donde pueda ir a conocer el mar.
Dame esta palabra por casa,
por vestido, por amante
deja que ella sea mi soledad,
mi alimento y no pueda sobrevivirla.
Aquí estoy tan vacío de formas y silencio...
Toda mi inspiración semeja el ruido de unas manos atadas.
Necesito un barco por cuerpo
y el amor por mar.
Escúchame por estas alucinaciones
y la vastedad de las cosas que vuelven a su lugar"

Giovanny Gómez.

Anna.

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domingo, agosto 24, 2008

La Insoportable Levedad del Te



Lo recuerdo instante por instante…

Tu voz perceptible en la distancia de un grito, el cielo tan oculto de tus ojos y los mios, abismo intransigente de horas desveladas. Mis pasos guardados en el rincón de la alacena para no tocarte, un mórbido latido del silencio escapando de las manos.

No quedaba nada…

Anna.

jueves, agosto 21, 2008

Fin


"...- tú escribías, no? tú derramabas toda la tinta sobre tu piel. recuerdas? tú te robabas todas las palabras de los aires, silenciabas los silencios por las noches, tejías planetas entre tus manos. yo lo recuerdo. guardabas universos en ese cuaderno, latidos, gritos. tú escribías.
- déjame tranquilo.
- qué pasó?
- se murió.
- quién?
- no sé, pero se murió.
- cómo así?
- no sé, una noche se comió a sí mismo.
- no puede ser.
- por qué no?
- porque… porque no quiero.
- mira niño, se murió y punto. se le acabaron los latidos, se le secaron los ríos, no sé, la cosa es que se murió. empezó comiéndose su cola, atragantándose con sus espinas venenosas, después despedazó su espinal dorsal, se embutió sus miembros y terminó comiéndose su boca.
- se comió su propia boca?
- se comió su propio ser, por completo, no quedó nada de lo que era ni de lo que fue; ya no está, murió. déjame tranquilo.
- pero nadie puede comerse su propia boca…
- se lo comió todo.
- y el cuaderno?
- incineró el cuaderno.
- por qué?
- no sé, nunca me dio explicaciones.
- no te creo… yo sé que algo ha quedado.
- no me importa.
- tú lo viste?
- no.
- entonces cómo sabes que fue lo que pasó?
- lo leí.
- dónde?
- en mis manos.
- lo escribiste entonces?
- no, lo escribió antes de morir.
- puedo leerlo?
- no.
- pero yo…
- que no! vete. déjame seguir muriendo.
- se te acabaron las latidos?
- se me acabaron las noches, niño. déjame seguir muriendo. déjame terminar con esta última noche de universos incompletos. déjame ser río, déjame niño, déjame ser grito.
- yo no soy un niño.
- no entiendo.
- no soy un niño.
- entonces… qué eres?
- soy tu cuaderno.
- …
- soy tu cuaderno.
- déjame seguir muriendo.
- vas a comerte tus manos?
- no, ellas ya me están comiendo a mí..."
Escrito por Sol.
Anna.

lunes, agosto 18, 2008

De palabras y encuentros


A veces, es mejor cerrar los ojos y permitir que nuestros pasos hablen.
Anna.

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domingo, agosto 03, 2008

Paris, Je t'aime


"-Escucha. Hay veces en que la vida te pide un cambio. Una transición. Como las estaciones. Nuestra primavera fue maravillosa, pero ahora ya ha terminado el verano. Hemos dejado pasar nuestro otoño, y ahora de repente, hace tanto frió. Tanto frió que todo, todo se está congelando a nuestro alrededor. Nuestro amor se ha dormido. Y la nieve, lo ha tomado por sorpresa. Pero si te duermes en la nieve, no oirás la llegada de la muerte. Cuídate.

Era un quince de mayo: la primavera se retrazaba, el cielo amenazaba lluvia y tú gritabas.

-Y te aceptaron, desde luego. Dejaste Boston para trasladarte a Paris, a un piso pequeño de la calle Faubourg Saint- Denis. Yo te enseñé el barrio, mis bares, mi colegio. Te presenté a mis amigos, a mis padres. Escuché los textos que tú ensayabas. Tus cantos, tus esperanzas, tus deseos, tu música. Tú escuchaste la mía. Mi italiano, mi alemán, mis pinitos de ruso. Yo te regalé un Walkman, tú me regalaste una almohada. Y un día… me besaste. El tiempo pasaba, el tiempo volaba, y todo parecía tan fácil, tan sencillo, tan libre, tan nuevo, y tan único. Íbamos al cine, íbamos a bailar, íbamos de compras, reíamos. Tú llorabas, nadábamos, fumábamos, nos habitábamos. De vez en cuando tú gritabas, sin ningún motivo. O con motivo, a veces. Si, a veces tenías motivos. Yo te acompañaba al conservatorio. Yo estudiaba para mis exámenes. Yo escuchaba tus ejercicios de canto, tus esperanzas, tus deseos, tu música. Tú escuchabas la mía. Los dos estábamos cerca, tan cerca, siempre tan cerca. Íbamos al cine, íbamos a nadar, reíamos juntos. Tú gritabas, con motivo a veces, y otras sin motivo. El tiempo pasaba, el tiempo volaba. Yo te acompañaba al conservatorio, yo estudiaba para mis exámenes. Tú me escuchabas hablar en italiano, en alemán, en ruso, en francés. Yo estudiaba para mis exámenes. Tú gritabas, a veces con motivo. El tiempo pasaba, sin motivo. Tú gritabas, sin motivo. Yo estudiaba para mis exámenes, mis exámenes, mis exámenes. El tiempo pasaba. Tú gritabas, tu gritabas, tu gritabas. Yo iba al cine. Perdóname Francine."

Anna.